La construcción del cuerpo en el indigenismo
Tanto la plástica como la literatura para representar
a la otredad hacen uso de un signo frecuente que es el cuerpo, el cuerpo se
presenta como coagulador simbólico de distintos sentidos.
Cuerpo y poder en el indigenismo
La dominación cultural también se ejerce y
fundamentalmente sobre el cuerpo, según Foucault el cuerpo de los seres humanos
se convierte en fuerza de trabajo.
Nada pertenece más al individuo, nada está más al
alcance de su conocimiento que su propio cuerpo. Al mismo tiempo, pocas
realidades le ofrecen más enigmas y más desafíos que su representación. El
cuerpo construido en el indigenismo, es un cuerpo que no pertenece al indio, el
cuerpo es el primer lugar de dominio del latifundista, el indigenismo denuncia
el poder que tiene este y cualquier blanco civilizado frente al indio bárbaro o
buen salvaje. En este sentido el poder solo estaría en el discurso de la
prohibición.
Para Foucault no existen relaciones de poder sin
resistencias ya que estas son más reales y eficaces cuando se forman allí mismo
donde se ejercen las relaciones de poder, la resistencia al poder no tiene por
qué venir de fuera para existir, lo hace donde el poder está. Cabe anotar que
en las representaciones plásticas no existe referencia directa al tema de la
resistencia de los indígenas.
En la literatura y en la plástica del realismo
subyacen las estructuras del poder pues el planteamiento final de los artistas
no es la ruptura definitiva con el estado, sino cuestionar las estructuras
establecidas para modernizarlas y volverlas más democráticas. Lo que hace que
el poder agarre, se lo acepte, es simplemente que no pesa solamente como una
fuerza que dice que no, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce
placer, forma saber, produce discursos. Es preciso considerarlo como una red
productiva que atraviesa todo el cuerpo social más que como una instancia
negativa que tiene como función reprimir.
Desde el esencialismo, al cuerpo se le asigna roles
inmutables de acuerdo con su condición biológica, como sostiene Bordieu. El
anhelo construccionista no promueve exclusivamente la contraposición a la
diferencia sexual binaria esencialista, sino la resistencia política de los
sujetos al poder.
En ciertos cuadros se ve representada la mujer que
lleva sobre su cuerpo niños o flores, es recurrente en la plástica de esta
representación pues la mujer lleva a su espalda elementos delicados acordes con
su condición femenina, por tanto los roles de las mujeres cambian de acuerdo a
la raza a la que pertenezcan.
La geopolítica del cuerpo
La asimilación de los criterios culturales dentro del
proceso de socialización, respecto de la construcción de sentido en lo
referente al cuerpo, genera una diferenciación de género en términos de
dominación masculina, más o menos perceptible. Dominación que se hace patente
en la división social de roles, en el ámbito laboral y en la esfera sexual,
donde la mujer debe permanecer sometida de una forma socialmente aceptada, los
cuerpos son construidos a partir del referente occidental.
La literatura y la plástica del indigenismo han
elaborado sus discursos de denuncia dentro del statu quo, pues el cuerpo llegó
a ser representado en un lugar común, de pobreza, miseria y postración, pero
siempre dentro de los roles que la sociedad había establecido.
La medicina
Para la construcción del cuerpo del indígena se ha
abandonado de alguna manera el esencialismo de la medicina parafraseando a
María del Carmen Carrión la construcción cientista del cuerpo indígena es una
edificación basa en la deformidad de sus miembros. Fuerza y cualidades están
sometidas al máximo rigor adaptativo del ambiente, las extremidades grandes son
recurrentes para denunciar el trabajo que realiza el indígena.
La moral
La moral nace como consecuencia de la vinculación al
grupo, regula las relaciones de copertenencia fruto de la adscripción al rol.
Esta concepción implica un carácter externo de la regla moral de tal forma que
no parte de un interés particular generalizado sino que responde a un interés
general.
Así tanto la identidad de la persona como el
desarrollo de su personalidad es un reflejo de los actos comunitarios
realizados con medios simbólicos. Estos discursos construyen las imágenes del
cuerpo, del cuerpo deseado, del cuerpo útil. L a imagen como forma de expresión
de la subjetividad femenina, el ser construido para el otro y la
responsabilidad afectiva en la que han sido socializadas se cosifica en una
imagen de sí mismas reflejadas para los otros.
Existen retratos en los que se muestra altivez en la
mirada lo que nos señala su origen étnico es la indumentaria, se rompe con el
esquema de mirada baja y sumisa propias del grupo étnico y del género, la
relación de la mujer y su seducción es parte de su negación manifiesta, ya que
es un elemento desestabilizador en términos de norma moral y por consiguiente
un objeto de dominación
El cuerpo en la cultura popular
La cultura popular particularmente está muy ligada a
la experiencia corporal sensible, a vivencias particulares del cuerpo, la
visión humanista convirtió a Camilo Egas en el precursor del indigenismo
El estereotipo construido como cuerpo bello es
reforzado a partir de otros atributos no físicos valorados socialmente como
positivos. Son estos atributos los que suelen marcar la diferencia entre los
protagonistas y las contrafiguras, que compiten con los primeros sólo desde la
belleza corporal. Por otra parte, cuando aparecen personajes cuyas
características no corresponden a los patrones de belleza construidos, siempre
se les asigna una cualidad no fisiológica en función de la que se los inserta
en la historia, lo gorda buena, el narigón divertido, entre otros.
Stuart Hall argumenta que el significado de un símbolo
cultural no es estático ni el mismo con el correr del tiempo, el cuerpo en el
indigenismo e indianismo, sea en la literatura o en la plástica han sido
representados por los mestizos dentro del statu quo
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